Hoy conocí a Nazareth, una hermosa bebé de 6 meses. El papá me pidió pañales, así que busqué y se los fui a dejar, a la carpa en una calle de Recoleta donde vive. El papá de Nazareth vive en la calle. Afortunadamente, la pequeña no está en la calle, está mejor cuidada con su madre, en un Centro Peniteciario.

Los padres de Nazareth son personas muy preocupadas de ella, todo lo que junta el padre cuidando autos lo guarda para comprarle ropa, leche, pañales. Pero el dinero no alcanza para más. Se nota que no son drogadictos, pero quizás qué problemas tienen, que lo llevan sumergidos en sus pensamientos.

Hay veces que simplemente tienes que dar la espalda y seguir caminando, tratando de no pensar mucho, ya que el primer instinto es querer sacarlos a la fuerza de la calle, o simplemente tomar el bebé y llevarlo a casa para protegerlo. No puedo dejar de pensar.

Dentro de poco, si la madre no sale de la cárcel, el Sename se hará cargo de la bebé, y quizás donde terminen esos pequeños ojos verdes que me miraban con atención, mientras apretaba mi dedo.